Tras algunos años interesándome por el mundo fitness, he escuchado en repetidas ocasiones diversos mitos que he desterrado cuando he profundizado en el tema y me he informado de manera técnica. Uno de los que más me ha llamado la atención es sobre qué son las agujetas, que las produce y como se mitigan o eliminan.
Para esta desmitificación, considero oportuno definir que son las agujetas: son roturas de las microfibras del músculo producidas por la sobrecarga de entrenamiento o por la ejercitación de algún músculo no estimulado habitualmente.
Seguramente habréis oído los siguientes consejos de personas con buenas intenciones:
-"Hay que tomar agua con azúcar". No obstante, está comprobado que el azúcar no tiene ninguna propiedad antiinflamatoria, más bien lo contrario.
-"Tómate algún analgésico para que se te pase el dolor". Aunque es verdad que podrán disminuir el dolor durante un tiempo, nunca lograrán que las agujetas desaparezcan. Por otro lado, tomar pastillas se ha convertido en el modus operandis ante cualquier tipo de dolor, y es cuando el famoso dicho se hace realidad: "es peor la cura que la enfermedad". El dolor puede desaparecer y la microrotura continuar.
- "Si entrenas más se te quitarán". Ésta quizá es la que más he escuchado, e incluso algunos entrenadores me lo han dicho. Ahora bien, si las agujetas son roturas de las microfibras, cómo vamos a entrenar, provocando no solo que se rompan las microfibras, sino la fibra entera, pudiendo causar así una lesión.
Entonces me diréis, ¿qué hago cuando tenga agujetas?
Tal y como reza el principio de la "navaja de Ockham" (la explicación más sencilla suele ser la más probable), la solución a las agujetas es algo tan obvio como el descanso.
Debemos reposar al menos un día, y la próxima vez no subir tanto la carga e intensidad para no reincidir en la molestia y, por tanto, poder seguir entrenando sin riesgo.
Artículo elaborado por Diego de la Barrera Cordero
Alumno de la promoción 2018-2020
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