lunes, 15 de junio de 2020

Osteoporosis y el ejercicio físico

Introducción:
La función de la actividad física se plantea para maximizar la masa ósea durante la niñez y la edad adulta temprana, en la conservación de la masa ósea en años previos a la menopausia y en la prevención o atenuación de la pérdida de masa ósea en años posteriores a la menopausia.
Las fracturas osteoporóticas más serias son: las vértebras lumbares, la cadera y el antebrazo.
Para que ocurra un cambio en la masa ósea, el estímulo del entrenamiento debe exceder la carga normal.
El efecto positivo de un programa de entrenamiento en los huesos se pierde si se interrumpe el programa.
Cada persona tiene un límite que determina el grado de efecto posible del entrenamiento. 


Beneficios del ejercicio frente a la osteoporosis:
-Aumenta la masa muscular
-Mejora el equilibrio para evitar caídas que conlleven a una fractura de cadera
-Reducir el riesgo de una fractura ósea
-Mejorar la postura
-Disminuir el dolor
Estudio médico:
Es importante que si una persona con osteoporosis tiene pensado realizar ejercicio físico para mejorar su estado de salud, consulte a su médico y que le realicen las pruebas convenientes, tales como una medición de la densidad ósea y evaluación de la aptitud física, aunque esta última la puede realizar el entrenador que vaya a estar a su cargo.

Actividades recomendadas para personas con osteoporosis 

Fortalecimiento muscular:
Utilización de pesos externos o el propio peso corporal para fortalecer mayormente los músculos que están ayuden a mantener una buena postura corporal. Es primordial tener cuidado con la columna vertebral ya que es muy sensible y tener en cuenta la experiencia del usuario en este tipo de actividades.

Actividades aeróbicas:
Caminar, bailar, ejercicios aeróbicos de bajo impacto, máquinas elípticas, subir y bajar escaleras…
Este tipo de actividades trabajan principalmente el tren inferior para retrasar la pérdida de minerales óseos. También brindan beneficios cardiovasculares. 
Nadar y montar en bicicleta, no aportan la carga de peso que los huesos necesitan soportar para retrasar la pérdida de minerales, pero se pueden realizar esas actividades que no son perjudiciales para la osteoporosis ya que ni la previenen ni la mejoran.

Flexibilidad: 
Evitar los estiramientos que impliquen flexionar el tronco en exceso ya que la columna vertebral puede verse afectada.

Ejercicios de estabilidad y equilibrio:
La prevención de caídas es muy importante para las personas que padezcan esta enfermedad, por ello los ejercicios de estabilidad y equilibrio ayudan a que la musculatura nos mantenga estables y reduzcan las posibilidades de caída.

Ejercicios y movimientos a evitar:

Ejercicios de alto impacto: Saltar, correr o trotar, pueden llegar a provocar fracturas en huesos debilitados. Evitar movimientos rápidos y bruscos. Priorizar ejercicios con movimientos lentos y controlados.
Agacharse y doblarse: Ejercicios que consistan en flexionar o girar la cadera, como tocarse los pies pueden aumentar el riesgo de sufrir fractura por compresión de los discos intervertebrales si padeces de osteoporosis.

Conclusiones:
La densidad mineral ósea crece desde el nacimiento hasta los 35 años aproximadamente, esta media aumenta si la nutrición es adecuada y se practica ejercicio físico con regularidad.
La genética, una buena nutrición y el ejercicio físico mantiene unos huesos fuertes y sanos previniendo fracturas óseas osteoporóticas.

Artículo comentado por Alby Betancor Hernández 
Alumno de la promoción 2018-2020

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